Desfallecer.
Curiosa y paradójica palabra.
Desmorir.
Desfallecer.
Perder el ánimo, perder las fuerzas cuando nos invade el sinvivir.
Des-morirse.
Cambiar el estado moribundo por un estado vital.
Desfallezco.
Trabalenguas laberínticos para pasearnos muertos por la vida y/o programación neurolingüística para hacernos creer que estamos viviendo mientras estamos en un sueño moribundo.
Nos bañamos en la confusión hasta que logramos desfallecer a esta realidad inventada por quienes se empeñan en cultivar cadáveres.
Nacemos a la Vida y al instante nos envuelven en un sueño.
Nos atrapan en una pesadilla que nos impide acceder a la Vida..
Estamos soñando que estamos viv@s mientras vagamos zombis hasta que nos sentimos desfallecer.
Y ahí aparece el vértigo que nos ofrece dos caminos, dos interpretaciones del verbo.
Desfallecer para despertar y sintonizar la frecuencia vibratoria de la vida o desfallecer para volver a coger las densas energías del sistema de la muerte y volver a soñar que estamos viv@s.
Podríamos especular que la vida es una manifestación energética que nos ofrece una experiencia donde tenemos la capacidad de sentir y moldear la materia.
A través de un cuerpo que tiene vida mientras la biología está activa.
Con la herramienta de la mente, viva mientras produce pensamientos en sus actos bioquímicos y electromagnéticos.
Y vibrando en la emoción que nos conecta con el estado vital de SENTIR.
Muerta, nos acompaña la Conciencia.
Revive unos instantes cuando hemos equivocado el camino, para avisarnos que el cuerpo enferma, que la mente está envenenada y que la emoción es tóxica, reprimida o desbordada.
Desfallece la Conciencia,.
Cobra vida para despertarnos de la hipnosis.
Oasis
YO CONFIESO
¿Qué fue de aquella herida?
De los días bordados con los hábitos,
de la noche desbordada en silencio.
Mientras late saliva entre los dientes
se embalsaman los gritos
en nuda propiedad de voluntades.
¿Qué fue de aquellos golpes penitentes?
Frente al suicidio de un afán sin llama
perdido en la mitad de la costumbre
de ser sólo habitante de una sombra.
Con las prisas de ir a ningún sitio
tras el rastro en fatiga de un reproche
la consigna esquiva al centinela.
¿Qué fue de la vitrina de las llagas?
Del vértigo de ser huesped huraño
de mente y piel de ofrenda,
del capricho de instinto y servidumbre.
La muerte te acompleja, la vida te rehuye,
no hay más,
la culpa es solo propia,
la culpa es solo impropia.
la culpa es solo impropia.
Al margen no existía tal reseña
si bien en la memoria estaba escrito
y el peso de la tinta es quien empuja
la sangre en la nostalgia
de lo que nunca fue y aún añora.
Zeny