Cuenta la mitología que Eos y Selene eran hermanas.
Selene, Diosa de la Luna.
Eos, Diosa de la Aurora.
Cuando la historia se transmitía de forma oral, la memoria jugaba un papel importante.
Imagino a toda la tribu sentada en torno a una hoguera y a las personas ancianas transmitir estos cuentos/leyendas/recuerdos mientras el resto, de todas las edades, escuchaba con atención y veneraban a los espíritus ancestrales.
A veces me sumerjo en aquellos tiempos y espacios donde la vejez no era una edad destinada a recostarse horas y horas ante un televisor, ni relegada a estar sentada en la soledad de un banco en un parque ni una carga enferma a la que recluir en cajas de ladrillo y hormigón donde se les proporciona cama y pastillas de colores mientras sus desciendentes conviven con las prisas de "coles, curros y tiempos modernos".
Recupero de mi memoria mis años de niñez y rescato algunos recuerdos con los restos de esos vestigios de aquella convivencia ancestral y en mi memoria aún está vivo mi abuelo... pero no nos hablaba de Eos y Selene... nos contaba sus batallitas y sus cruentas batallas, nos relataba sus duras heridas del Ebro y de aquella cruel guerra en Belchite o nos acercaba a sus propios recuerdos de niñez cuidando los rebaños del amo...
Mi abuela siempre habló poco, acallada bajo la ronca voz y la mirada de su propio dueño.
Ahora, con la escritura, son muchos los dispositivos de memoria externa y permanente.
Ahora vivimos en la llamada Sociedad de la Información y la Comunicación y nos sentamos frente a las pantallas de los ordenadores o los modernos móviles androides para informarnos y comunicarnos por medio de TICs (tecnologías de la información y la comunicación), en la era de la obsolescencia programada, en el mundo de usar y tirar, en los tiempos donde nuestra memoria nace, crece, se reproduce y muere con los mitos/leyendas/recuerdos a los que nos induce el márketing explícito y/o subliminal.
Tiempos modernos... en blanco y negro en cine mudo o con luces de neón en este escenario jollivudiense que se ha salido de las pantallas que parece ha invadido la Tierra y cuentan que ha pisado la Luna.
Cuando la historia se transmitía de forma oral, la memoria jugaba un papel importante.
Imagino a toda la tribu sentada en torno a una hoguera y a las personas ancianas transmitir estos cuentos/leyendas/recuerdos mientras el resto, de todas las edades, escuchaba con atención y veneraban a los espíritus ancestrales.
A veces me sumerjo en aquellos tiempos y espacios donde la vejez no era una edad destinada a recostarse horas y horas ante un televisor, ni relegada a estar sentada en la soledad de un banco en un parque ni una carga enferma a la que recluir en cajas de ladrillo y hormigón donde se les proporciona cama y pastillas de colores mientras sus desciendentes conviven con las prisas de "coles, curros y tiempos modernos".
Recupero de mi memoria mis años de niñez y rescato algunos recuerdos con los restos de esos vestigios de aquella convivencia ancestral y en mi memoria aún está vivo mi abuelo... pero no nos hablaba de Eos y Selene... nos contaba sus batallitas y sus cruentas batallas, nos relataba sus duras heridas del Ebro y de aquella cruel guerra en Belchite o nos acercaba a sus propios recuerdos de niñez cuidando los rebaños del amo...
Mi abuela siempre habló poco, acallada bajo la ronca voz y la mirada de su propio dueño.
Ahora, con la escritura, son muchos los dispositivos de memoria externa y permanente.
Ahora vivimos en la llamada Sociedad de la Información y la Comunicación y nos sentamos frente a las pantallas de los ordenadores o los modernos móviles androides para informarnos y comunicarnos por medio de TICs (tecnologías de la información y la comunicación), en la era de la obsolescencia programada, en el mundo de usar y tirar, en los tiempos donde nuestra memoria nace, crece, se reproduce y muere con los mitos/leyendas/recuerdos a los que nos induce el márketing explícito y/o subliminal.
Tiempos modernos... en blanco y negro en cine mudo o con luces de neón en este escenario jollivudiense que se ha salido de las pantallas que parece ha invadido la Tierra y cuentan que ha pisado la Luna.
Volver al origen no es retroceder, sino rescatar aquellas Fuerzas Ancestrales que aún siguen llamando a la puerta de nuestro corazón, con sus ciclos naturales para conectarnos y hermanarnos con el Misterio de la Luna y la Magia que nos despierta con la Aurora.
No es retroceder rescatar nuestras memorias en sintonía con la Naturaleza.
Es sentarnos a escuchar las voces ancestrales. Volver a recordar nuestro origen y desconectarnos, por algunos tiempos y espacios, de los mecanismos mentales que nos programan con la informatización en las alianzas artificiosas y que nos comunican, con sus falsas nubes, con tinieblas lunáticas y nieblas al amanecer.
Es sentarnos a escuchar las voces ancestrales. Volver a recordar nuestro origen y desconectarnos, por algunos tiempos y espacios, de los mecanismos mentales que nos programan con la informatización en las alianzas artificiosas y que nos comunican, con sus falsas nubes, con tinieblas lunáticas y nieblas al amanecer.
Me he sentado a escuchar a Eos y Selene en sus propias voces ancestrales, regalándonos fraternidad para cada Aurora de las próximas 13 Lunas.
Oasis